CUIDEMOS LO QUE OIMOS
En un experimento, el Dr. Masaru Emoto, quien se hizo famoso por su propuesta: los mensajes ocultos del agua, expone el agua a diferentes sonidos, voces, y muy especialmente a la música.
Los resultados son contundentes, ya que demuestra que la música afecta enormemente al agua.
Recordemos que el ser humano cuando nace está compuesto en un 90 por ciento de agua, y cuando es adulto, el agua está presente en el 70 por ciento de su cuerpo. De ahí la importancia de los experimentos de Emoto, que demuestra en su libro: Los mensajes ocultos del agua.
Cuando el agua es expuesta entre dos bocinas a música de Heavy Metal, esta reacciona creando figuras que son desagradables a primera vista, y que carecen de simetría y armonía.
El ser humano es un ser equilibrado en su estructura ósea y física, tiende a la armonía, es igual en ambas partes, de un lado u otro, o arriba y abajo, tenemos equilibrio y armonía en todo nuestro cuerpo, como lo demostró Leonardo Da Vinci con su famoso dibujo del hombre del Vitruvio, por ello a los humanos nos agrada todo lo que sea armónico, que sea equilibrado, que responda a los patrones de creación que nosotros mismos tenemos.
La desarmonía demuestra que algo no está en equilibrio, no es agradable a nuestro ser, nuestra esencia.
El Dr. Masaru Emoto expone agua de la llave a diferentes tipos de música, y demuestra que la música clásica afecta favorablemente al agua, creando figuras e imágenes hermosas y equilibradas.
En cambio el Heavy metal y el rock pesado, crearon desarmonías e imágenes que reflejan intranquilidad.
Creo que es importante observar esto a la hora de escoger lo que oímos, en el experimento no incluye los narcocorridos, o música violenta, porque no la conocía, pero ya hablamos en otro artículo del poder de las palabras, así que aplica para lo mismo.
Una vez que entendamos el poder que tiene sobre nosotros lo que escuchamos, cuidaremos lo que oímos.
Sugiero que en lugar de poner música violenta en su casa, fomente la música clásica en su casa, escuche ópera.
Vaya a los conciertos que se ofrezcan en su ciudad, y busque la manera de asistir a los conciertos y ópera que pueda.
La música adecuada nos relaja y afecta de manera positiva nuestras células. Pongamos música clásica a los alumnos en nuestras escuelas, veremos cómo disminuye la violencia, y sube la concentración, logrando mejor rendimiento escolar.
Otra buena idea: cantar en la regadera, a nuestras células les agrada su propia música, la que crea nuestro cuerpo, así que no te preocupes si cantas bien o mal, simplemente canta y disfruta del AGUA, mientras das a tus células una dosis de alegría.
La buena música es inspiración para el alma, y aumenta la creatividad.
La música violenta, estridente, vulgar o vacía, cansa a los oídos, afecta nuestros pensamientos y carga nuestra alma con mala energía.
Cuidemos lo que oímos, y cuidemos lo que escuchan nuestros hijos para una vida más plena.
En la próxima: Nuestros pensamientos, semillas de vida.