Erick Guerrero
El analista financiero de México
Conferencista en foros académicos, políticos y empresariales, fue destacado por la revista Asesores como el “Asesor Estratégico del año 2020” y por la revista Forbes como uno de los más influyentes de 2015 a la fecha. Cuenta con un largo historial de pronósticos acertados tanto en materia económica como política debidamente probados y documentados en sus libros y página web. Autor de “Devaluación: ¿el Shock del 94?”, “Perredistas al Poder”, “La Herencia de Calderón” y su libro más reciente, “AMLO Y LA 4T: lo que viene para México”.
¿Quién es Erick Guerrero?
Me definiría como un profesional con más de 30 años de experiencia, quién a través de la preparación y superación constante busca aportar valor a la sociedad a través de análisis y proyecciones tanto económicas como políticas que ayuden a los empresarios a mejorar la gestión de riesgos y, por lo tanto, el desempeño de sus negocios.
Imparto conferencias presenciales y virtuales en múltiples foros, académicos, políticos y empresariales, tanto nacionales como extranjeros.
También me desempeño como consultor de empresas de distintos giros y tamaños, incluso de algunas compañías trasnacionales.
¿Cuál ha sido la mejor decisión que ha tomado en su vida?
En el terreno profesional son dos: una como estudiante, al decidir participar en un concurso de ensayo de economía organizado por una fundación internacional.
El haber obtenido un premio en ese concurso, siendo muy joven, me permitió entrar en contacto con un grupo de destacados economistas nacionales y extranjeros que trabajaban en todo aquello a lo que me dedico ahora: participar en programas de radio y televisión, dar conferencias, publicar artículos en prensa, libros, etc.
Gané el premio a los 21 años de edad. Para mí fue una experiencia maravillosa porque entré a trabajar con ellos como asistente general a los 22. A los 24 fui nombrado Director de Difusión y Prensa y a los 26 ya era Vicepresidente Ejecutivo. Tuve una carrera meteórica y para mí, llena de satisfacciones.
La otra decisión crucial en mi carrera fue haber publicado mi primer libro titulado: “Devaluación: ¿el Shock del 94?”, justo un año antes de que estallara esa grave crisis económica. Lo publiqué en diciembre de 1993.
Eso fue lo que me abrió las puertas de la televisión una vez que se cumplió el pronóstico. Fui comentarista del noticiero Hechos de TV Azteca que conduce Javier Alatorre durante 24 años, de 1995 a 2019, año en el que presenté mi renuncia.
¿Me puede hablar de su empresa?
La tengo constituida desde 1993, para respaldar, organizar y coordinar mi labor como conferencista en un principio y ahora también como consultor de empresas.
Un apoyo fundamental para lograr el crecimiento de la firma, no sólo fueron los pronósticos económicos y políticos acertados a lo largo del tiempo o el posicionamiento que me dio la televisión, sino también contar con el trabajo y el talento de Edith Belmont desde aquella época. Empezó como asistente, luego como coordinadora de eventos, directora general y ahora como socia de la empresa. A ella también le debo una parte importante de mi éxito profesional.
¿Cuál ha sido su reto más grande como financiero?
Sin duda, lograr pronósticos acertados en materia económica y política.
Siempre he dicho que nadie es poseedor de la verdad absoluta, que nadie tiene bola de cristal. Yo no la tengo. Y lo aclaro porque algunas personas se confunden y desconocen totalmente qué son y en qué consisten los ejercicios de prospectiva que son muy necesarios y solicitados por las empresas.
No se trata de jugarle al brujo o al adivino. ¡Por Dios! Eso sería francamente absurdo, ridículo. De lo que se trata es más bien de saber cómo funcionan los mercados: si tú eres capaz de ubicar la causa, puedes prever el efecto… punto.
Un ejemplo: si tú sabes que la excesiva fabricación de dinero a fuerza va a llevar a un repunte de la inflación y que ese repunte en los precios, tarde que temprano va a provocar alza en las tasas de interés (es una ley económica), entonces le pregunto a los lectores:
¿Qué podrías pronosticar si observas que a partir de marzo de 2020 para evitar el colapso de la economía mundial (un temor real desatado por la pandemia) los principales bancos centrales del mundo (Reserva Federal de EU, Banco Central Europeo, el de Inglaterra, China o Japón, entre otros), empiezan a fabricar dinero como locos? ¿Empiezan a lanzar al mercado dólares, yenes, euros, libras como nunca se había hecho en la historia?
Empecé a advertir en las conferencias que la inflación iba para largo, que para nada sería transitoria, como decían los políticos y las élites financieras. Que, según mis estimaciones, en EU podría llegar al 9% y en México, por lo tanto, rebasar niveles de 8%, algo en lo que casi nadie creía, pero que, por desgracia, sucedió.
¿Es eso acaso jugarle al “brujo” o al adivino?”. Claro que no. Es prospectar, tratar de visualizar la tendencia de los mercados, apoyándose en la historia, la estadística, la evidencia empírica, en un riguroso y detenido análisis de las variables que están en juego.
Insisto: si puedes ubicar la causa, estás en condiciones de prever el efecto.
Lo realmente difícil es evaluar a qué nivel exactamente podrían llegar la inflación y las tasas de interés, cuánto tiempo podrían mantenerse ahí, sus repercusiones y cuando podrían empezar a bajar para tomar decisiones. Eso está verdaderamente en Chino y ahí es dónde está la mayor posibilidad de errar.
En las asesorías que ofrecen un alto grado de complejidad, mi principal reto es hacer que los empresarios tengan un buen diagnóstico de la situación para actuar a tiempo, gestionar correctamente los riesgos y tomar las decisiones, seguir las estrategias adecuadas porque los puntos ciegos son muy peligrosos.
A mis clientes, por ejemplo, en el servicio que tengo de asesoría que llamo “Sistema de Alerta Temprana” donde a través de WhatsApp y reuniones virtuales o presenciales les voy advirtiendo sobre cualquier cambio importante que detecto en las variables que afecten el rumbo de los negocios, les empecé a recomendar de junio de 2020 en adelante que pasaran sus créditos de tasa variable a tasa fija ó que, si no era posible, comprarán coberturas (swap de tasas de interés) para protegerse del alza de las tasas que vendría más adelante por el repunte de la inflación.
Varios de ellos, a través de esa estrategia, fijaron sus tasas a un nivel muy bajo, en alrededor de 7-9%. En esa época un swap podía costar TIIE (la tasa de interés interbancaria que sirve como referente para fijar otros créditos), más 3 puntos. La TIIE a 28 y 91 días llegaron a estar en 4.50%.
Hoy, segundo trimestre de 2023, para clientes vip puede costar esa cobertura TIIE +8 ó 9 puntos. Es decir, alrededor de 20% porque la TIIE está, en este momento, en 11.53 y 11.57% a 28 y 91 días, respectivamente.
Ese es el gran reto y el valor de una asesoría: actuar a tiempo para protegerse.
¿Qué le apasiona de su trabajo como empresario?
El trato con las personas, aprendo mucho de ellas. Para tener un buen diagnóstico y tomar decisiones acertadas, además de analizar documentos, libros, cifras, estar al tanto de las noticias, etc., necesitas “tomarle el pulso al mercado”, saber qué es lo que realmente está sucediendo a nivel de cancha.
Conocer de primera mano, de voz de sus protagonistas, cómo piensa la gente, como actúa, cuáles son sus esperanzas y preocupaciones. Cómo enfrentan los problemas. La buena información es como un rompecabezas: está diseminada por todas partes. Como consultor de empresas, analista y conferencista, el reto es reunir esa información de las distintas áreas para poder tener una buena visión de conjunto.
Esta forma de hacer las cosas que algunos desprecian, descuidan o de plano no les interesa, me permite superarme. Me ayuda a ubicar mejor qué es lo que realmente necesitan y esperan escuchar hombres y mujeres de negocio de distintas partes del país, de distintos sectores en una conferencia, en un programa de radio, televisión o en una asesoría. La información obtenida de esta manera, es oro molido para mí.
Y la naturaleza propia del trabajo, con tantos viajes, reuniones, comidas, cenas, eventos, entrevistas con medios de comunicación, me da una oportunidad maravillosa, porque puedo estar en contacto con todos los sectores: dando una conferencia para empresarios de alto nivel en Miami, pero también puedo tener encuentros con ejidatarios en lugares apartados de la Sierra de Veracruz, Chiapas, Oaxaca y en otras partes.
Conozco varios Méxicos, y eso tiene mucho valor para mí a la hora de hacer proyecciones económicas y políticas.
¿El éxito cómo se representa en tu vida?
Por el valor, el reconocimiento que le dan las personas a mi trabajo.
Desafortunadamente, si algo ha facilitado la tecnología es la aparición de expertos instantáneos. Se multiplican como hongos. De repente surgieron miles y miles de “coach” de vida certificados por organismos con nombres rimbombantes en inglés, pero que nadie conoce. Son avalados por firmas fantasma. Y así, en muchos otros temas.
Hasta puede dar la impresión de que la actividad de analista en medios de comunicación, conferencista o asesor, es algo que cualquiera, sin gran preparación, habilidad, ni mucha experiencia, puede hacer.
Es muy fácil presumir, cualquiera lo puede hacer ahora. Lo difícil es demostrarlo.
Por eso para mí no hay nada más valioso en las conferencias que el aplauso del público. Su intensidad es un buen termómetro. Que se me acerquen para tomarnos una foto, el autógrafo o para platicar sus problemas, hacer observaciones, darme consejos para mejorar mi presentación, o simplemente para saludar.
Eso es un indicador útil para evaluar si estoy cumpliendo bien o no con mi trabajo. Y por supuesto, que me vuelvan a invitar porque si es “debut y despedida” o casi nadie asiste o se conecta a los eventos porque no logré despertar interés, o casi nadie se acerca al final, o casi nadie está interesado en preguntar, entonces nada de eso es una buena señal. Son malos síntomas.
Respecto a las asesorías, no hay mayor satisfacción que cuando llega el momento en que te piden que firmes un contrato para incorporarte como consultor externo de la compañía.
O cuando están reunidos contigo los dueños y socios de la empresa con sus directivos y te preguntan con toda confianza respecto a algún problema que les preocupa, qué estrategia recomiendas seguir.
El éxito se mide por resultados.
¿Cómo logra equilibrar su trabajo con la búsqueda de la felicidad?
No es fácil y tampoco creo que haya fórmulas mágicas en este sentido, pero siempre trato de darle a mi familia más tiempo de calidad que de cantidad.
Por ejemplo: si me invitan a dar una conferencia en algún lugar maravilloso, inmediatamente me viene a la mente la meta de traer a mis hijos de vacaciones a ese lugar.
También disfruto mucho las pláticas de sobremesa o jugar juegos de mesa. Festejar sus cumpleaños y otras fechas importantes; planear con tiempo las actividades. Lo mismo puedo decir de asistir con ellos a conciertos, obras de teatro, librerías, centros comerciales o ¿por qué no? ¡Hasta ir a las luchas!
Trabajo mucho, pero sería demasiado aburrido no disfrutar ni hacer pausas cada que es posible. Estar ocupado todo el tiempo, al 100%, eso tampoco es vida. Es más bien, morir en vida.
¿Qué visión tiene de México para el futuro?
Dicen por ahí que “no hay mal, que por bien no venga”. Ojalá sea el caso de México porque haciendo un balance entre lo bueno y lo malo (algo que todos los gobiernos tienen, sin excepción), honestamente para mí, estamos viviendo un retroceso. La reversa también es cambio.
Sin embargo, si salvamos la democracia y no permitimos a través del voto caer en una dictadura ó en un régimen autoritario como el que tuvimos en los años setenta, podemos aspirar a algo mejor más adelante.
Uno de los grandes errores de gobiernos anteriores, en mi opinión, es que se concentraron demasiado en reformas tendientes a atraer inversión y generar riqueza, pero se olvidaron de repartir esa riqueza para lograr un mejor equilibrio.
Aunque un país crezca, no todos pueden avanzar al mismo ritmo. Creer que automáticamente todos van a estar mejor, es una utopía, una fantasía.
Lo digo porque esos gobiernos dieron por hecho que bastaba con tener una buena tasa de crecimiento económico para que milagrosamente se redujera la pobreza y las grandes desigualdades sociales. Desafortunadamente, no es así. Eso provocó un gran descontento y que mucha gente saliera a votar con el hígado, con coraje y resentimiento.
Pero el error del gobierno actual fue irse al extremo contrario: dedicarse a repartir riqueza, dividir, enfrentar a la sociedad, olvidándose de generarla, pateando el canasto del pan, fomentando el odio de clase, obstaculizando la inversión privada que es el principal motor y creación de empleos para cualquier economía.
No tengo la certeza, pero mi esperanza es que venga otro gobierno (del partido que sea), con una visión diferente y logre equilibrar las cosas. Que se dedique a riqueza y no sólo a repartirla, que es la fórmula más efectiva para destruir a una nación. Basta con darse una vuelta por Cuba o Venezuela para comprobarlo.
Que venga un nuevo gobierno que sepa hacer crecer el tamaño del pastel y también que sepa repartirlo mejor. Ojalá…
Muchas gracias por esta entrevista y por la oportunidad que me brindan de hacer llegar mi mensaje a los lectores de Empoderamia.