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De buenas intenciones a malas consecuencias

Por Edith Belmont
Directora de eventos de Belmont Estudios Económicos para el Empresario S.C
bestudioseconomicos@gmail.com
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Mucho se hace hincapié de que en México el 73% de las personas que fallecen por COVID-19, padecían al menos algún tipo de enfermedad.

De acuerdo al reporte del 13 de agosto de la Secretaría de Salud; en nuestro país han fallecido 55 mil 293 personas por el virus SARS-CoV-2.
Las principales patologías que presentaban son: 43% Hipertensión, 38% Diabetes, 25 % Obesidad; 7 % Insuficiencia Renal Crónica, 5 % Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica y 5 % Enfermedad Cardiovascular

Como podemos observar, un alto porcentaje de los decesos fueron por diabetes u obesidad. De ahí que las autoridades han ligado a la mala alimentación en la población y al consumo de alimentos “chatarra” la alta probabilidad de contagio.

¿Por qué menciono esto? Porque en julio de 2019 se presentó en la Cámara de Diputados; la iniciativa para modificar la Ley General de Salud en materia de etiquetado. Que fue aprobada posteriormente por el Senado de la República, y publicada en el Diario Oficial de la Federación en noviembre del mismo año.

Me refiero a la Norma Oficial Mexicana NOM-051-SCFI/SSA1-2010 (NOM-051); sobre el etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados, del 27 de marzo del 2020; que entrará en vigor el 01 de octubre de este año y que puede consultarse en el Diario Oficial de la Secretaría de Economía.

El objetivo de esta norma es; brindar al consumidor final información comercial y sanitaria sobre el contenido de nutrimentos críticos e ingredientes; que representan un riesgo para la salud en los productos preenvasados. Esto, por medio de un etiquetado claro, veraz y fácil de entender.

Etiquetado aplicado a productos de producción nacional o extranjera que se comercialicen en México

Constará de cinco sellos cuando un producto tenga exceso de:
• Calorías
Sodio
• Grasas trans
Azúcares
• Grasas saturadas

Además de dos leyendas precautorias: la primera para productos que contengan edulcorantes y; la segunda para aquellos con cafeína, para evitar que niñas y niños los consuman.

Como madre de familia puedo decirle que esta norma me parece extraordinaria; y que ya era hora que hicieran algo para contrarrestar el consumo de alimentos “chatarra” en los niños y jóvenes. Pero viéndolo desde la óptica de una visión empresarial, me preocupa y mucho.

Esta norma va entrar en vigor en un momento crítico que está viviendo nuestro país
La pandemia ocasionada por el Coronavirus (COVID-19) aunado a otros problemas económicos que ya veníamos arrastrando, ha provocado un estado de crisis económica en muchas empresas, entre ellas, las que se dedican a la producción y venta de alimentos procesados y a quienes pegará esta reforma principalmente.

A raíz de la emergencia sanitaria, la economía mexicana ha perdido poco más de un millón 181 mil empleos según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Para que nos demos una idea de estas cifras vamos a hacer una comparación con los 125 mil 735 empleos directos que genera PEMEX:
• Famsa genera 304 mil 772
Walmart 239 mil 211
• Bimbo 137 mil 001
Soriana 93 mil 707
• Chedrahui 48 mil 776

Estas 5 empresas juntas generan 823,735 plazas de trabajo. Casi 8 veces más que PEMEX

Son solo algunos ejemplos de empresas que se verán afectadas por la entrada en vigor de esta norma entre otras de gran importancia, además de los microempresarios, misceláneas, tienditas, puestos y muchas familias que con sus “changarros” en los que la venta de estos alimentos es la más importante, sostienen a sus familias.

No estoy diciendo que no se debe de regular el consumo de estos alimentos, ni que no deban de informarnos de los contenidos nutrientes, sino que lo estan implementando en momento donde lo que debe de prevalecer es el apoyo a la inversión productiva para generar empleos, recuperar los perdidos y a su vez, reactivar el consumo.

La obesidad y el consumo de alimentos chatarra, no se va a solucionar prohibiendo la compra de estos productos (como sucedió recientemente en el Estado de Oaxaca y que se piensa extender a todo el país), pues lo único que va a provocar es que aparezca el mercado negro, y a la postre, los menores de edad terminen consiguiendo esos alimentos en lugares no establecidos, a mayor precio y tal vez, con el riesgo de conseguirlos en malas condiciones.

Para generar buenos hábitos de alimentación, hay que empezar con una buena educación y desde casa


En pocas palabras, la NOM 051 es una medida necesaria, útil para que las familias mejoren su consumo y, por lo tanto, la calidad de su alimentación, es una política pública con buenas intenciones, pero llevada a cabo en un mal momento: justo cuando la economía se nos está deshaciendo en las manos y lo único que haría es dañar aún más a los pequeños, micros y medianos negocios que viven de la venta de estos alimentos (como la tiendita de la esquima, el señor que vende dulces en los semáforos, en la puerta de su casa, el supersito de la colonia, etcétera).

Recomendaría que se aplicara más adelante, en cuanto la economía logre estabilizarse para no perder más empleos. Aplazarla por lo menos un año, en lo que la emergencia y la crisis ceden. Más aún, con la declaración que hizo el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el pasado 31 de agosto en el sentido de que: “En 2021, México vivirá la crisis más fuerte desde 1932”.

Como bien decían nuestros abuelos: “no hagas cosas buenas que parezcan malas”, ó Dante Aligheri: “el camino hacia el infierno está plagado de buenas intenciones”.

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