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La mediación en la solución de conflictos empresariales.

Por: Eduardo Olea

Actualmente las sociedades se encuentran inmersas en situaciones conflictivas en distintas escalas y en diversas esferas. La contingencia mundial sanitaria, ha dejado al descubierto los grandes problemas de las sociedades y sus estructuras. El área empresarial, no es la excepción. De acuerdo con datos de la tercera encuesta sobre el impacto generado por COVID-19 que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) más de 1.500 millones de empresas en el país, señalaron haber sufrido afectación alguna a causa de la pandemia del coronavirus. 

Aunado a lo anterior, encontramos que los conflictos que se viven entre las personas están motivados por la falta de oportunidades para la satisfacción de algunas de las necesidades más importantes como lo son: las fisiológicas y las de seguridad (alimento, sueldos, trabajo estable, etc.)

Bajo esta premisa, las consecuencias que tendrá el ámbito empresarial en esta recta final de la pandemia y durante el escenario post COVID, serán complejas y requerirán de la atención de mecanismos fundados en la práctica social de la solución de conflictos. 

El presente artículo no busca ser la panacea que pueda dar solución a todos los problemas, pero si puede proponerles a ustedes los lectores, una herramienta que en la experiencia social nacional e internacional, permite la prevención y gestión de los conflictos: la mediación. 

Primero debemos entender que es la mediación; para Francisco Díez y Gachi Tapia, la mediación es un proceso al que las partes acuden cuando no han podido entenderse por sí solas y modifica la percepción del problema para mirarlo desde otro lugar. Esta interpretación de la mediación permite asimilar como primer punto que estos procesos son autocompositivos, lo que significa que las personas en su voluntad y propia decisión construyen a través del diálogo y el entendimiento, soluciones que permiten satisfacer sus necesidades sobre aquellos conflictos que se presenten.

En segundo punto, se debe destacar que la mediación busca dotar de nuevas perspectivas o escenarios sobre el conflicto de las partes. Normalmente cuando nos referimos al conflicto, pasan por nuestra cabeza pensamientos relacionados con circunstancias negativas y complejas, que se han suscitado en alguna de las esferas de nuestra vida. Generar nuevos panoramas sobre el conflicto, requiere entender su conceptualización y analizarla más allá de lo evidente.

Para Joseph Folger, el conflicto es la interacción de personas que perciben objetivos incompatibles e interferencias mutuas en la realización de esos objetivos, por ende, podríamos aseverar que el conflicto está determinado por muchos factores y que se sobreentendería que nos referimos a algo negativo; sin embargo, desde un enfoque y panorama diferente, del conflicto nacen oportunidades de crecer y avanzar, proyectando al futuro la relación y el aprendizaje obtenido en la consecución de esos objetivos.

La mediación se rige bajo diversos principios rectores que nacen de la doctrina y de la evolución de la mediación en su aplicación. Los principios más importantes son: 

Voluntariedad.

La mediación es un proceso voluntario, lo que significa que las personas intervinientes en el conflicto deben tomar la decisión de asistir y desahogar el proceso por convicción y convencimiento, sin ser objeto de presión o amenaza para su asistencia. Así mismo, la voluntad de asistir a un proceso de mediación denota el interés de las personas por dialogar y llegar en un futuro a un posible acuerdo, lo cual es un gran indicador del probable éxito del proceso. 

Confidencialidad. 

Toda la información que verse sobre el conflicto y los intervinientes deberá contenerse y no ser compartida por ninguna de las partes involucradas, incluido el mediador. 

El principio de confidencialidad toma una importancia gigante en el área empresarial, toda vez que la posibilidad de guardar la información vertida en el proceso es uno de los intereses y necesidades más reiteradas en los procesos cuando hay negocios o relaciones laborales. Este principio cambia dependiendo del área en el que podamos estar, ya que, si hablamos de un proceso ante algún órgano jurisdiccional, puede haber penalizaciones a aquellos que falten a este principio. 

Imparcialidad. 

Normalmente cuando nos encontramos ante un conflicto, las partes buscan alianzas en la posibilidad de incrementar su poder e imponer un resultado sobre el otro. En el caso de la mediación, la imparcialidad es un principio fundamental y una obligación del mediador, el cual debe procurar no beneficiar a alguno sobre encima del otro y dejar de lado algún tipo de favoritismo.  

Flexibilidad. 

Una de las grandes diferencias entre la solución de conflictos por medio de procesos como la mediación y los procesos jurisdiccionales, es que la mediación es flexible y permite adaptarse a las necesidades que las partes requieren. Desde los horarios, la modalidad y el orden de trabajo. Estas características se vuelven importantes para las personas, al sentirse en un espacio no rígido, ni formal que les genera confianza y comodidad. 

El proceso de Mediación se compone de tres fases determinantes para la consecución del objetivo: la introducción, la exploración y el cierre. En primer lugar, en la introducción se realiza una preparación de las partes involucradas, esto quiere decir que se revisan si existen las condiciones y la voluntad de someterse al proceso de mediación, explicando las características del proceso, sus principios, reglas, alcances y demás datos que puedan generar una confianza amplia sobre el proceso.  En segundo término, durante la exploración se realiza lo que se denomina análisis o mapeo del conflicto. En este momento ubicamos a las personas involucradas, sus narrativas y dentro de ellas, los intereses o necesidades que se buscan satisfacer. Por último, en el cierre se inicia la generación de opciones para alcanzar esas necesidades y su evaluación, lo cual permite que ambas partes puedan lograr consensos y plasmarlos en un acuerdo o convenio. 

En el caso empresarial, podemos identificar dos tipos de mediación. La mediación empresarial interna y la externa. La interna es aquella que se realiza entre socios, trabajadores, empresas familiares o equipos de trabajo. La externa es aquella que se puede realizar entre empresas, con proveedores y clientes. Es importante que podamos contar con estrategias de prevención para evitar llegar hasta el momento donde el conflicto ya es presente y percibido; sin embargo, en caso de que estemos ante un problema, en primer lugar, será necesario identificar quienes son las partes involucradas dentro del conflicto. 

Dependiendo del tamaño de la empresa podemos optar por crear un centro de mediación interno dependiente de la empresa o contratar los servicios de mediadores expertos. Se vuelve relevante señalar que dependiendo del estado en que nos encontremos, podemos encontrar mediadores privados o notarios con la capacitación de mediadores, así mismo, en aquellos estados donde no existan estas figuras, podemos buscar a personas con las credenciales necesarias para desahogar un proceso de mediación, es decir, que cuenten con certificaciones y la experiencia necesaria para realizar los procesos necesarios en la solución de conflictos. 

Con base en todo lo anterior, podemos afirmar que la mediación se vuelve una opción mucho más viable por su rapidez y flexibilidad en la solución de conflictos internos o externos en el área empresarial. La posibilidad de construir acuerdos y generar aprendizajes en la forma de como solucionamos los problemas, significa un costo menor y un beneficio mayor, no solo económicamente hablando, sino también en la consolidación de espacios de trabajo más constructivos en el entorno empresarial. 

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