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INFLACIÓN, la gran tormenta

Por: Edith Belmont

Mi artículo del número anterior lo dediqué al tema de la inflación. Mencioné que es un grave problema que amenaza con poner en jaque a las familias, a los negocios, a las empresas y nuestro patrimonio. La inflación en México y EU está lejos de ser un fenómeno temporal, de corta duración. Su tendencia es claramente al alza.

En México pasó de 3.62% en julio del 2020 a 6.08% a abril del 2021, prácticamente se duplicó. Mientras que en EU pasó de 1.4% en 2020 a 5.4 en mayo del 2021, se cuadruplicó en menos de un año.

Sin embargo, muchos especialistas no le han dado importancia y creen recuperación, ya que de la primera quincena de julio de 2020 a la primera quincena de julio de 2021 (tasa anual), la inflación al consumidor en nuestro país fue de 5.4%, que si se le compara con la tasa anual del mes de junio (5.8%). Más aún si se le compara con el porcentaje del pasado mes de abril (6.08%), puede dar la impresión de que la tendencia es a la baja, no al alza.

Sin embargo, el Índice Nacional de Precios al Productor (INPP) que es una especie de indicador adelantado, un anticipo de la inflación futura al calcular los costos de producción de materias primas y equipo para las empresas, aumentó de julio de 2020 a julio de 2021, 7.13%.

Dentro de este indicador, llama la atención que los llamados “productos intermedios”, entre los que se encuentran maquinaria y equipo, fueron los que más aumentaron, con un 10.69% en promedio tasa anual.

En este caso, lo más preocupante es su tendencia: el INPP se ha más que cuadruplicado, al pasar de 1.60% en junio de 2029 al 7.13% actual. Dentro de los precios que más se han incrementado de la primera quincena de julio de 2020 a la primera quincena de julio de 2021, por arriba de la inflación general (algunos de ellos muy arriba), destacan:
Petróleo crudo (8.85%), lámina de acero (8.50%), gas licuado (9.8%), industria química en general (10.95%), industria de la construcción (13.79%), jitomate (19.4%), transporte aéreo y de pasajeros (22.9%), industrias metálicas básicas (24.16%), productos derivados del petróleo (30.99%), minerales metálicos no ferrosos (36.48%) y la minería en general (44.11%).

En EU la situación es similar. La tasa de inflación (anual) se aceleró al 5.4% en junio de 2021 desde 5% en mayo, el aumento de precios más alto desde 2018 y por encima de las expectativas de los expertos que esperaban 4.9%. Esa tasa se ha más que quintuplicado: en junio de 2020 se encontraba tan solo en 1%.
El índice de Precios al Productor, mientras tanto, pasó de -0.3% en julio de 2020 a 7.3% en junio de 2021, lo que anticipa una inflación más elevada para EU a futuro. Los mayores aumentos de precios para la inflación general en EU (tasa anual) se han presentado en automóviles y camiones usados (45.2%), gasolina (45.1%), servicio de gas al público (15.6%) y servicios de transporte con 10.4%.

“Los altos precios de las materias primas, las limitaciones de oferta y los salarios más altos a medida que las empresas se enfrentan a la escasez de mano de obra, continúan pesando sobre el índice de Precios al Consumidor”, asegura un informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de los EU.
El aumento del índice de Precios al Productor en ambos lados de la frontera, por encima del índice de Precios al Consumidor, anticipa sin lugar a dudas, una mayor inflación general a futuro.

Así que en estas circunstancias no descartamos que para EU la inflación (tasa anual) pueda alcanzar 9% en los próximos meses y para México esto podría representar una inflación de entre 10-12% si se cumple esa expectativa.

¿Cuál es el problema? Que la inflación a quien le pega más duro es a los pobres, a la gente con menos recursos, a las personas que no tienen activos, ahorros o grandes cantidades de efectivo o liquidez para protegerse de ella.

Van al día y les pega de forma directa, en lo que traen en su bolsillo. Porque el efecto de una mayor inflación es el alza de precios y cuando hay una escalada de precios su capacidad de compra de la canasta básica se ve severamente impactada.

Los más pobres y, en especial, los que trabajan en la informalidad, tienen menor acceso a herramientas financieras para resguardar el valor de sus ahorros. Según los últimos datos disponibles, la mitad de los mexicanos ni siquiera posee una cuenta bancaria; para ellos, proteger sus magros ahorros frente a la subida de precios es misión imposible: su única forma de ahorrar es guardar el dinero bajo el colchón, con la merma que esta conlleva.

Las inversiones, por modestas que sean, retienen valor: una cuenta de ahorro, la compra de una propiedad; pero eso solo es posible hacerlo si se tiene acceso al mercado financiero y eso en nuestro país, es privilegio de unos cuantos.
Pero aquí, nosotros como empresarios y empresarias lo importante es que actuemos y actuemos rápido sobre los factores que sí podemos controlar dentro del negocio para defender el margen de utilidad.

Les dejo algunas recomendaciones que nos pueden ayudar a protegernos:

  1. Una buena y agresiva gestión interna para contener el alza de costos.
  2. Acelerar y lograr una mayor tecnificación del negocio para elevar los índices de productividad y reducir los costos.
  3. Tratar de bajar, en lo mayor de lo posible, nuestro nivel de apalancamiento (endeudamiento). En caso de requerir crédito, documentar a tasa fija, tomando en cuenta que la mayor inflación a futuro seguirá presionando el costo del crédito, el alza de las tasas de interés.
  4. Contemplar la posibilidad de acumular inventario de productos o materias primas para amarrar costos a valor presente y reducir el impacto de la inflación esperada.
  5. Y lo más importante, la joya de la corona: “no confiarse, no caer en la complacencia de resultados (por muy al alza que vayan las ventas), no aflojar el paso en las estrategias de reducción de costos para defender el margen de utilidad, que es lo fundamental”.

Así que, si tomamos estas pequeñas recomendaciones y nos preparamos a tiempo con un buen impermeable, saldremos avante de la tormenta que amenaza con azotarnos: LA INFLACIÓN.

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