Artículos

Economía Naranja

La nueva oportunidad creativa

Por: Javier Alvarado

Así como en el pasado la agricultura era la principal actividad económica en el mundo, con la evolución de los modelos productivos gran parte de la riqueza mundial proviene hoy del conocimiento, tradición, habilidad, creatividad o del talento de las personas. La tecnología es clave para convertir una idea en negocio.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, la economía creativa representa el 3% del PIB mundial y emplea a más de 30 millones de personas en todo el mundo. Al ser una industria basada en las ideas, se caracteriza por la innovación constante, los productos con características únicas (no elaborados por volumen), o el uso de las herramientas digitales en sus procesos.

El término “Economía Naranja” fue acuñado por primera vez por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La iniciativa de utilizar este concepto y promover el potencial de las industrias creativas y culturales en el desarrollo económico fue impulsada por el BID en su informe “La Economía Naranja: Una oportunidad infinita”. Desde entonces, el término ha ganado popularidad y ha sido adoptado por diferentes países y organizaciones en todo el mundo para referirse a este sector en particular.

La economía naranja es un modelo productivo en el que los bienes y servicios que se comercializan tienen un valor intelectual, debido a que surgen de las ideas y del conocimiento de sus creadores. Explicado de otra forma, son todas las actividades económicas relacionadas con el arte, la cultura, investigación, ciencia, tecnología, entre otras, en las que la creatividad es la principal característica. Por ello, también es conocida como economía creativa.

Aunque el nombre de economía naranja surgió en un principio por la asociación que tradicionalmente ha existido entre el color naranja y la creatividad, y su enfoque era, principalmente, hacia la industria cultural y artística, con el paso del tiempo y debido, en parte, a la influencia cada vez mayor de la tecnología, se empezaron a introducir nuevos sectores, como las telecomunicaciones, robótica, programación, creación de contenidos, entre muchos otros. En otras palabras, la economía naranja implica convertir el talento en dinero a través de proyectos que conviertan las ideas en acciones productivas, fomentando la creatividad, las habilidades y el ingenio de los emprendedores, y es un modelo de desarrollo en el que todo lo anterior son pilares de transformación social y económica del país, desde las regiones.

La utilización de máquinas para automatizar procesos industriales que tradicionalmente eran realizados por seres humanos ha contribuido a impulsar una economía cada vez más basada en el talento, la imaginación, la cultura, entre otras características que solo podemos encontrar en las personas. Por ello, la economía naranja está considerada como uno de los sectores de mayor crecimiento y creación de riqueza para el futuro.

Algunos ejemplos de iniciativas relacionadas con la Economía Naranja incluyen la creación de clusters creativos, la promoción de emprendimientos culturales, la protección de los derechos de propiedad intelectual, la formación de profesionales en industrias creativas y la promoción del turismo cultural. En los últimos años, la Economía Naranja ha surgido como un sector de gran potencial en el ámbito económico mundial. Comprende una amplia gama de industrias creativas y culturales que generan empleo, riqueza y desarrollo social. En este contexto, México destaca como un país con un potencial sin límites en la Economía Naranja. Con su rica herencia cultural, talento creativo y ubicación geográfica estratégica, México está bien posicionado para impulsar este sector y convertirse en un referente global en la economía creativa.

Para dar una idea más precisa del impacto y potencial de la Economía Naranja en México, en la industria audiovisual mexicana en 2022 se registró una inversión extranjera de más de $680 millones de dólares solo en series y películas. Además, se proyecta que esta cifra podría duplicarse en los próximos 3 años. Sin embargo, estos números son solo una fracción de la inversión total en contenido en video a nivel global, que alcanzó los $38,900 millones de dólares en 2021 (cifras solo con Netflix, Apple TV+, Disney + y Amazon Prime).

La economía naranja se compone de dos elementos, estos son:

  • La economía cultural y las industrias creativas, que al entrelazarse conforman las industrias culturales convencionales
  • Las áreas de soporte para la creatividad. Son actividades cuya base es la creatividad y la diferenciación.

Ahora bien, en total son 103 actividades contempladas como componentes de la Economía Naranja, entre las que encontramos áreas de: Arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos son algunos de los sectores que forman parte de la Economía Naranja, según la definió John Howkins, uno de los investigadores más influyentes en la materia.

De acuerdo al libro “L a Economía Naranja, una oportunidad infinita”, escrito por Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez, se puede hacer una distinción entre bienes creativos (artes visuales y performativas, artesanías; audiovisual, diseño, nuevos medios, etc.) y servicios creativos (arquitectura, cultura y recreación, investigación y desarrollo, publicidad, etc.). Las exportaciones de ambos alcanzaron en 2011 los 646 mil millones de dólares; pero los servicios crecieron un 70% más rápido que los bienes ya que, cada vez más, estas transacciones se hacen por Internet.

Medida en billones de dólares, si la Economía Naranja fuera un país, sería la cuarta economía mundial detrás de Estados Unidos, China y Japón; el noveno mayor exportador; y la cuarta fuerza laboral con 144 millones de trabajadores.

La Economía Naranja de las Américas lleva un claro liderazgo a nivel mundial, debido al impresionante desempeño de los Estados Unidos. El déficit comercial de Latinoamérica y el Caribe es enorme en relación con sus exportaciones de bienes y servicios creativos. Y más preocupante se hace al considerar los pagos netos por regalías y licencias de propiedad intelectual, ya que el déficit casi se duplica.

Apenas el 1,77% de las exportaciones de bienes creativos mundiales se originan en Latinoamérica y el Caribe. Poco menos de la tercera parte de estas se dirige a otros países de la región, más del 64% a economías desarrolladas y menos del 3% a otras en desarrollo.

Ahora que la tendencia en el comercio creativo se inclina en favor de los servicios, la delantera la tomarán las naciones con una estrategia digital intensiva en “Mentefacturas” y que hagan de la Economía Naranja uno de sus principales ejes de desarrollo para la creación de empleos y riqueza. “Mentefacturas” como el arte, el diseño, los videojuegos, las películas y las artesanías llevan consigo un valor simbólico intangible que supera a su valor de uso. 

Otra opción es convencer al talento de los 107 millones de jóvenes (entre 14 y 24 años, que viven en Latinoamérica y el Caribe) por la adopción temprana de modelos de negocio basados en las “Mentefacturas” (base de una Revolución Naranja) y construir un imperio basado en esta creatividad. 

El acceso (virtual o físico) es clave, al igual que el contacto entre audiencias, contenidos, creativos, emprendedores y tecnología. Acceso y contacto son los catalizadores fundamentales para generar la innovación que se deriva de la fertilización cruzada de ideas, usos, interpretaciones, costumbres. 

Actualmente, la cultura en su conjunto es tratada por la sociedad como un bien público, esta situación les hace mucho daño a los artistas y a los creativos, pues les niega al menos dos derechos fundamentales: el reconocimiento de su actividad como un trabajo legítimo y una remuneración adecuada. Al mismo tiempo, le niega a la sociedad el progreso que artistas, creativos y toda su cadena de valor pueden aportarle.

El intercambio cultural y los procesos económicos que transforman los contenidos simbólicos en bienes y servicios para la sociedad están en constante evolución. Hoy por hoy, la naturaleza del consumo de contenidos es de nicho. Se necesita adoptar un Mercado Interamericano de Contenidos Originales (MICO).

En el desarrollo de la Economía Naranja es posible cerrar las brechas sociales y a acercar a las personas más humildes con las más privilegiadas alrededor de un propósito común. Y existen muchas personas que tienen la motivación para emplear las herramientas de la Economía Naranja en la integración social.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hola, ¿en qué podemos ayudarte?