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EMPODERAMIENTO FINANCIERO PARTE I

Vianney Fragoso

“Si quieres cambiar tu realidad personal,
vas a tener que cambiar tu personalidad”.
Dr. Joe Dispenza

Preámbulo

Más de dos terceras partes de quienes leen Empoderamia son mujeres dueñas de negocios, accionistas o emprendedoras; y según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 60.5 millones de Poblaciones Económicamente Activa (PEA) en México a 2020, había 1.65 millones de mujeres propietarias de establecimientos con hasta 100 personas ocupadas en sectores que van de los servicios a las manufacturas.[1]

Asimismo, de los 64.54 millones de mexicanas, casi dos terceras partes cuentan solo con la educación básica (no más allá de tercero de secundaria), por lo que, sin ser superficial, la pretensión de este artículo es ser un material de divulgación, con la esperanza de ser leído incluso por mujeres con no más de siete años de escolaridad.

Dicho lo anterior pasemos al tema central: ¿Cómo poner precio a tu trabajo?

En primer término, vale señalar que no es lo mismo la comercialización de bienes que la de servicios; y por cuanto hace a los primeros, hay diferencias importantes entre la venta de productos de consumo a los artísticos, tales como una pintura, escultura, e incluso, un proyecto arquitectónico.

En este texto se presentan algunas pautas a considerar para al menos tres posibles escenarios: comercialización de bienes de consumo, cobro en áreas que constituyen la economía naranja (bienes y servicios que tienen un valor intelectual) y el mundo asalariado. Mención aparte habrá de hacerse en una columna posterior sobre el así llamado quehacer hogareño.


[1] Para mayor detalle consultar https://www.inegi.org.mx/temas/empleo/

Parte I

¿Cuánto vale tu trabajo?

Vender es un placer para mí. Desde niña me recuerdo vendiendo los más raros objetos, tales como relojes y bolsitas de papel (¿?). Tuve incluso un equipo de compañeras que elaboraban los productos y al final, distribuí entre ellas $50 pesos de “ganancia”, quedándome yo sin nada…
Esta historia ocurrida a una niña del siglo pasado, se repite con frecuencia en adultos del XXI.

Hace un par de años, asesoré a una mujer que vendía pan. Casi me pongo a llorar con ella cuando, al hacer un balance a vuelo de pájaro, en los resultados ganaba un peso al año. Y eso que no consideramos gastos indirectos como los que enfrentaría para la reposición de su horno y otros enseres indispensables para la manufactura del pan, tales como su batidora y trastes diversos…
Este par de anécdotas nos llevan al punto central de la comercialización de bienes de consumo, ya sean accesorios y alimentos, o de ponerle precio a tus servicios.

Contrario a lo que muchos puedan plantear, durante los años que llevo asesorando a las personas para que vivan en bienestar financiero, me queda claro que previo a saber cuánto vas a ganar, es necesario determinar cuál es la cantidad de dinero requerido para pagar tu estilo de vida.

Esta es una clave para el empoderamiento financiero.

Si el fin determina los medios, conocer cuál es el ingreso que cubrirá tus gastos al menos durante un año, se convierte en el punto de partida. Entonces, tu negocio lo conformarás desde el principio sobre esta base. De esta manera, se evitaría que cuatro quintas partes de los emprendimientos fracasen en los primeros dos años de su existencia, muchos de los cuales son puestos en operación por falta de empleo. Entonces, antes de elegir qué vas a vender y a qué precio, determina el monto que pagará tu sustento y el de las personas que dependen de ti.[2]


[2] Puedes descargar el archivo para elaborar tu presupuesto anual desde mi aplicación disponible en https://upecommerce.net/via-bienestar-financiero/

¡Cuántas personas se brincan este paso e inician sin visión alguna! El resultado la mayor de las veces es mucha frustración e importantes pérdidas de tiempo, dinero y esfuerzo.

El secreto, en todos los casos, no es solo cuantificar tu meta de ingresos, sino saber qué aspectos debes contemplar para una gestión integral de tus finanzas personales. He leído y escuchado opiniones diversas al respecto, y me quedo con la clasificación y porcentajes siguientes:

  • 10% para tu fondo de paz financiera. Este debe alcanzar un monto de 3 a 6 meses de tus gastos fijos y variables cuando eres persona asalariada o de 1 a 2 años de los gastos cuando eres profesionista independiente, emprendedor o empresario.
  • 10% para nuevas inversiones. Considera que el crecimiento de tu margen de libertad financiera deriva del monto de los ingresos que no dependen de tu tiempo -mejor conocidos como ingresos pasivos-, por tanto, si te haces el propósito de cada año obtener una fuente alterna de ingresos tales como, inversiones de capital (compra de acciones, bonos de deuda que operan las casas de bolsa empresas y compañías de seguros, así como bancos centrales por cuanto hace a la deuda pública o certificados de la Tesorería, en el caso de México); o de dinero, donde se incluyen depósitos con rendimientos, micromecenazgo para financiar a empresas sociales, pagarés y letras de cambio; también puedes ser accionista de algún emprendimiento ya en marcha o adquirir y arrendar bienes inmuebles. En todos los casos, puedes diversificar tus fuentes de ingresos si de fijo destinas un porcentaje de los mismos a invertir.
  • 10% a la educación, pues ¡qué mejor inversión puedes hacer que en tu propia persona y la de tu familia! Dice una frase que envejecemos cuando dejamos de aprender, y si bien, el tiempo es implacable, la principal manera de mantenerse actualizados en nuestro campo profesional o de ser competitivos es a través de la formación permanente. También pueden ser libros o cursos de temas distintos a los de tu trabajo. Lo más importante es invertir en el desarrollo personal, pues no hay crecimiento económico sólido sin progresión personal.
  • 10% para la diversión. Ya lo he comentado en otro artículo y foros, quien no tiene tiempo para descansar, tampoco lo tendrá para ser millonario. La creatividad, la innovación, las ideas geniales, de crecimiento y mejora se estimulan más en personas que saben administrar su descanso y auténtico esparcimiento, que en quienes no lo hacen. No hay que vivir solo para trabajar.
  • 5% para caridad y contribución. Y en este punto entran tanto los regalos que hagas a otras personas o a instituciones cuando se trate de donativos deducibles, como tus obligaciones fiscales, apartado que merecerá un artículo completo. Dejo tan solo dos señalamientos fundamentales: esta es una propuesta de distribución para personas físicas y pagar impuestos no es una opción; es una obligación para los mexicanos establecida en la fracción IV del artículo 31 de la Constitución Política Federal. Por cuanto hace al monto, aquí se considera al menos la inscripción en el régimen simplificado de confianza (ReSiCo), pues darse de alta en el Registro Federal de Contribuyentes, es también obligatorio para toda persona a partir de los 18 años cumplidos, y con el ReSiCo la tasa mínima es del 1%, cuando los ingresos anuales son menores a 300 mil pesos, y la máxima es de 2.5% para ingresos entre los 2.5 hasta 3.5 millones al año.
  • 55% para el sustento. Considera en este apartado los recursos para casa, vestido, transporte y alimento. Ya sea que rentes o pagues hipoteca, en este rubro no se incluyen los gastos propios de reparaciones porque estas se pagan del fondo de paz, al igual que la atención médica y los costos de algún accidente. Lo que sí hay que incluir son las primas de tu portafolio de seguros (al menos uno de vida, gastos médicos mayores y de la casa, sin importar que sea rentada, toda vez que con este contrato tienes servicios de reparaciones urgentes, así como protección en caso de robos o siniestros que dañen o, en el peor de los casos, acaben con tu hogar). Si tienes auto, también considera la prima de su seguro.
    % de ingresos Finanzas personales  10% Fondo de paz financiera
10% Nuevas inversiones
10% Educación
10% Diversión
05% Caridad y contribución
55% Sustento
 TOTAL 100%

El total de estos recursos debe estar por separado del que requieres para la operación de tu negocio, trátese de un comercio, de tu actividad profesional independiente (contador, médico, abogado, consultor, coach entre otras) o un emprendimiento. Este es el tercer elemento clave: nunca mezcles tus gastos con los de tu negocio. Los gastos de operación y los costos de producción son intocables. Si utilizas estos recursos para otros fines, pones en riesgo el futuro de tu principal fuente de ingresos.

Es cierto que a este punto tendrás una cifra quizá de varios ceros. No te espantes y tampoco te acotes al círculo de carencia en el cual creciste o has vivido hasta ahora. Se trata de una cifra, y más propiamente, de una meta. No le pongas calificativos. Fórmula más bien, preguntas: “¿Qué necesito percibir, ser, saber y recibir para ganar (anota aquí tu cifra con pesos y centavos) al año, cada mes, por día o por hora?”. Este planteamiento activa el sistema reticular ascendente, responsable de regular nuestros ciclos de sueño y vigilia, y por cuanto hace al presente escrito, de enfocar la atención en lo que queremos.[3]

¿Será esto suficiente para ganar lo que queremos?

En la segunda parte de esta columna, descúbrelo.


[3] Para profundizar en los núcleos que conforman el sistema reticular activador ascendente (SRAA) recomiendo el artículo de Psicología on line, disponible en https://www.psicologia-online.com/sistema-reticular-ascendente-que-es-partes-funciones-y-como-activarlo-6390.html

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