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LA MOVILIDAD QUE VENDEN VS LA MOVILIDAD QUE COMPRAS

Por: Lupita Leal

A nadie le gusta el tráfico, pero si no nos gusta ¿Por qué estamos en él? Sencillo, porque nos han visto la cara, nos venden una cosa, pero compramos otra.

El tráfico no es un problema nuevo, tan es así que en la década de los 70s ya los gobiernos tenían la necesidad de plantear soluciones, siendo que en 1978 se anuncia la fórmula mágica que todo el mundo se creyó: “alta velocidad, fórmula contra el congestionamiento vial” aunque las altas velocidades son responsables de incidentes viales, lesiones y muertes, así como lo leen, el construir 34 nuevos ejes viales de rápida circulación en el entonces Distrito Federal, así como el estacionamiento en condominio para 100 mil autos, iba a ser la solución.

Pasaron los años, las calles de altas velocidad se volvieron de alto congestionamiento vehicular, el tráfico siguió, así como el disgusto de la gente y entonces se anuncia una nueva fórmula mágica “los famosos segundos pisos” pues bueno, se construyeron en Ciudad de México y en los recientes años se han ido construyendo en otras ciudades del país y ¿Qué creen que ha pasado? Efectivamente, hoy 2022 el tráfico continuo. Entonces, ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos ahora hacer terceros pisos? ¿Vamos a seguir invirtiendo la mayor parte del dinero en nuevas avenidas para los coches? O ¿Vamos a transitar a un nuevo paradigma de movilidad? Donde se invierta la balanza y se destine mayor presupuesto al transporte público y a formas de movilidad no motorizada como es el ciclismo y de paso, contaminamos menos nuestro aire que respiramos.

Mientras tanto, las agencias de automóviles nos venden el sueño del coche como sinónimo del “éxito”, nos presentan las camionetas en calles y avenidas donde el tráfico no existe, donde vamos a poder disfrutar de estas, donde vamos a poder llegar rápido a nuestro trabajo, a nuestra casa, cuando en realidad, comprar un coche supone llegar tarde a nuestro destino por el tráfico en las calles, supone hacer menos ejercicio y menoscabar nuestra salud, supone contaminar más el aire, siendo que la contaminación atmosférica causa poco más del 4% de las muertes anuales en México, además el comprar un coche supone pagar tenencia/control vehicular, impuestos, gasolina, así como el riesgo para la vida de quien conduce, pero también para la vida de peatones y ciclistas.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó en 2019 una investigación interesante titulada “El costo de la congestión, vida y recursos perdidos” donde se destaca que en las 32 ciudades mexicanas el tráfico vehicular cuesta 94 mil millones de pesos al año, también cada persona pierde en promedio 100 horas adicionales en sus traslados, y lo peor aún, que a pesar de que el 39% de las y los mexicanos usan transporte público, este solo recibe 1.2% del presupuesto, asimismo menciona que Puebla está entre las primeras ciudades con esta problemática.  

Hay que reflexionar que el dinero se pierde no solo en la gasolina que se consume, sino también en las horas que se pierden en el tráfico, dado que se pudieran invertir dicho tiempo en otras actividades productivas y si fuera poco, es tiempo que bien podríamos disfrutar con la familia y amigos. Por cierto, la ineficiencia de los gobiernos ha llevado a subsidiar la gasolina, esto es, utilizar recursos públicos que bien se podrían invertir en mejorar el transporte público y construir ciclovías seguras, pero no, el dinero de todas y todas se ha ido tirando a la basura en menos del 25% de la población que cuenta con vehículo, además que incentivas el uso de este, lo cual genera mayor tráfico, contaminación y ruido en nuestras ciudades, mientras tanto otros países invierten mayores  recursos en incentivar el uso del transporte público y de la bici y, menos el uso del automóvil al poner a esta política de impuestos verdes como es dejar de subsidiar la gasolina, entre otros.

La ONU ha advertido que para 2030 se espera que 70 millones de automóviles circulen en las principales ciudades de México, lo cual calificó como “alarmante” y desde mi punto de vista, aunque ha habido mejorar en los últimos años, aún estamos lejos de solucionar el congestionamiento vial, las lesiones y muertes viales, así como la contaminación.

Por lo anterior, la verdadera solución es lograr ciudades más humanas, sustentables y seguras, la solución es que votemos por aquellas propuestas y visiones que prioricen a las personas con discapacidad, al peatón, al ciclista y a quienes usan el transporte público, la solución está en que participemos, propongamos y exijamos a nuestros gobernantes, la solución empieza con cada uno, desde un mayor respeto y tolerancia en nuestras calles con los demás, así como en un día no usar el carro y, mejor usar el transporte público y/o la bicicleta, inténtalo, poco a poco y verás que te vas a sentir más libre, más saludable, te vas a despejar, vas a ahorrar dinero, en ocasiones llegaras a tu destino más rápido, ayudas al planeta y disfrutaras más la vida.

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