Artículos

Macedonio Alcalá

Por: Claudia Díaz Jiménez.
 

Un día como hoy 24 de agosto pero de 1869, muere el violinista, pianista y compositor mexicano Macedonio Alcalá recordado principalmente por la composición del himno “Dios nunca muere”.

El nace en Oaxaca en 1831, desde temprana edad tuvo interés en la música y su talento se mostró de inmediato, aprendió a tocar el piano, chelo, viola, flauta y oficleido, su principal instrumento fue el violín.

Fue miembro de la orquesta filarmónica de Santa Cecilia que se especializó en interpretar el trabajo de otros compositores locales, después se convirtió en director de la Banda de música de Oaxaca.

Durante su convalecencia, años después, una delegación del poblado de Tlacolula de Matamoros le solicitaron que compusiera un vals en honor a la virgen María, patrona de la población, así fue como compuso el vals Dios nunca muere que fue de gran aceptación al interpretarlo por primera vez en público.

En 1867 se convirtió en profesor de música en la hacienda de la Concepción, muere a la edad de 37 años, el vals que compuso es hoy aunque de no de manera oficial el himno de Oaxaca, los oaxaqueños se ponen de pie al escuchar el himno, y existe un teatro y una calle con su nombre.

En la letra del Vals se puede ver reflejado el dolor del pueblo mexicano que tiene que migrar a otras tierras en busca de mejores oportunidades:

Letra de Vals:

Muere el sol en los montes
Con la luz que agoniza
Pues la vida en su prisa
Con conduce a morir

Pero no importa saber
Que voy a tener el mismo final
Porque me queda el consuelo
Que Dios nunca morirá

Voy a dejar las cosas que amé
La tierra ideal que me vio nacer
Se que después habré de gozar
La dicha y la paz
Que en Dios hallaré

Sé que la vida empieza
En donde se piensa
Que la realizada termina

Se que Dios nunca muere
Y que se conmueve
Del que busca su beatitud

Se que una nueva luz
Habrá de alcanzar nuestra soledad
Y que todo aquel que llega a morir
Empieza a vivir una eternidad

Muere el sol en los montes
Con la luz que agoniza
Pues la vida en su prisa
Nos conduce a morir.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hola, ¿en qué podemos ayudarte?