LA MEMORIA
Por: Claudia Díaz
¿Te ha sucedido alguna vez que olvidas las llaves, o no recuerdas en donde estacionaste tu vehículo, o te saluda algún conocido, pero, por más que te esfuerzas, no recuerdas su nombre?
¿O quizá que era lo que ibas a comprar, algún aniversario, o a que fuiste a la cocina?
Ciertamente, no tomamos en cuenta el valor de la memoria que poseemos, hasta que sucede que no recordamos algo y entonces nos percatamos que la memoria lo es todo.
Y efectivamente lo es, desde la experiencia orgánica de nuestro cuerpo, la memoria está presente para hacer posible nuestra supervivencia: en los latidos del corazón, al respirar y en todo el sistema de reacciones químicas que tiene nuestro cuerpo y que nuestro organismo recuerda que debe hacer y pone en acción en todo momento.
También la memoria está presente en las acciones físicas y cotidianas que realizamos, incluso sin pensar, como caminar, correr, mover las manos, los dedos, cocinar, manejar, hablar, escribir, recordar lugares, sabores, olores, etc.
La memoria actúa no solo en el momento presente, también nos da un cúmulo de conocimientos que almacenamos de nuestro pasado y que nos permite poder actuar en el futuro.
Pero, en realidad, ¿Qué es la memoria? De acuerdo al diccionario es la capacidad de recordar, también se define como imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones del pasado que quedan en la mente; Wikipedia define a la memoria como una función del cerebro que permite al organismo codificar, almacenar y recuperar información del pasado, algunas teorías afirman que surge como resultado de conexiones sinápticas repetitivas de nuestras neuronas.
Desde la década de 1940 los científicos han estudiado acerca de este tema, concluyendo que la memoria se encuentra en nuestro cerebro y tiene aproximadamente cien mil millones de células nerviosas llamadas neuronas y cada una cuenta con cien billones de interconexiones con las demás neuronas, lo que lo convierte en el sistema más complejo de todo nuestro organismo.
De acuerdo a estos estudios, también han concluido que los recuerdos se almacenan a lo largo de toda la capa externa e interna del cerebro llamada corteza cerebral y que está conformada por lóbulos frontales que son vitales para el aprendizaje a corto plazo, la coordinación de recuerdos, la retención de detalles del pasado, la planeación que hacemos de nuestro futuro y por lóbulos temporales que tienen que ver más con la memoria autobiográfica.
Existen distintas formas de clasificar la memoria tomando en cuenta diferentes criterios y aunque aparentemente son distintos, estos tipos de memoria están muy relacionados entre sí.
Las clasificaciones más conocidas son:
POR SU DURACIÓN:
Memoria sensorial: es la que retiene la memoria por un lapso muy breve, como olores, imágenes, sonidos, sabores que permanecen en la memoria un instante, se procesan y luego se disipan.
Memoria a corto plazo: llamada también operativa, nos permite analizar y comprender lo que sucede a nuestro alrededor para poder reaccionar, esto se da en un lapso muy breve y dura de unos segundos a horas.
Memoria a largo plazo: almacena la información sin límite de tiempo, puede durar años.
POR SU CONTENIDO:
Memoria episódica: se refiere a la memoria biográfica, la que contiene nuestras propias experiencias como por ejemplo recordar que regalos nos dieron en nuestro cumpleaños o donde fuimos el día anterior.
Memoria semántica: contiene hechos, datos y conceptos que recordamos, como por ejemplo cuál es la capital de México, en que año fue la independencia.
Memoria procedimental: almacena habilidades y destrezas de tipo motor como conducir, caminar, cocinar, tocar un instrumento, etc.
POR EL NIVEL DE CONCIENCIA:
Memoria implícita, en ella no necesitamos hacer un esfuerzo para recordar la información.
Memoria explicita: en este si necesitamos hacer un esfuerzo para recordar, por ejemplo, una respuesta a un examen, una clave, un número de teléfono.
Memoria retrospectiva: es la que usamos cuando queremos recordar algo que sucedió.
Memoria prospectiva: nos permite anticiparnos al futuro, por ejemplo, que día va a ser nuestro examen, o una cita de trabajo.
De acuerdo a la psicóloga Silvia Álava, que ha coordinado estudios sobre los olores y las emociones, se ha descubierto que el ser humano recuerda el 35% de lo que huele frente a un 5% de lo que ve, es decir, la memoria puede retener hasta 10,000 aromas distintos mientras que es capaz de reconocer únicamente 200 colores.
Esto significa, entre otras cosas, que los sentidos tienen que ver con nuestra capacidad de memoria.
Cuando queremos almacenar nuevos datos a nuestro sistema, se forman en nuestro cerebro nuevas conexiones neuronales, la facilidad para recordarlas tiene mucho que ver con las emociones, es decir, los recuerdos están relacionados con nuestros sentidos auditivo, visual, olfativo, gustativo, táctil y serán más fáciles de almacenar en nuestra memoria de acuerdo a la intensidad que le den a nuestra experiencia.
Existe la creencia que en la adultez se va perdiendo o atrofiando la memoria, incluso nos hemos encontrado con personas que pierden la memoria mientras que otras permanecen más lúcidas.
Expertos en el tema concluyen que tener una memoria sana implica:
-Una buena alimentación, es decir, que esté favorecida por alimentos cultivados en la tierra, el té verde, el vino o jugo de uva (moderado) y algunas grasas insaturadas como el Omega 3, también aconsejan evitar la cafeína y no fumar.
-Mantenerse activo, ya que la práctica del ejercicio como caminar, correr, nadar, bailar, hacer aeróbics, etc. beneficia la circulación sanguínea y esto es de gran ayuda para el cerebro.
-Descansar es también un aspecto básico de la memoria, respetar un horario de descanso y también medidas como alejarse de pantallas como televisores, tabletas, teléfonos, etc. Por lo menos una hora antes de descansar, ya que se ha comprobado que pueden alterar las hormonas.
-También consideran que es importante tratar problemas médicos como colesterol, la hipertensión, la diabetes, el desequilibrio hormonal.
Otro punto importante, para contar con una memoria sana es hacer ejercicios mentales. Estos permiten mantener las habilidades de la memoria a cualquier edad.
Entre más trabajes tu mente mejor procesará y recogerá datos permitiendo romper la rutina y ayudando a generar nuevas conexiones mentales, estos ejercicios pueden ser desde crucigramas y sudokus, juegos de palabras, leer libros, periódicos hasta aprender a tocar instrumentos musicales u otro idioma.
De acuerdo al libro Técnicas para mejorar su poder cerebral y aprender más rápido y más fácil y mejorar con entrenamientos de memoria y ejercicios de la autora Carolina Ramos. Los ejercicios mentales que decidas realizar deben tener por lo menos cuatro componentes:
Primero: que te muestren algo nuevo, fuera de la actividad ya familiar, para poder adquirir nuevas aptitudes.
Segundo: que sea difícil, que te implique un esfuerzo mental.
Tercero: que se pueda ampliar, es decir, que te permitan empezar en un nivel sencillo y después avanzar conforme tus aptitudes mejoren.
Cuarto: que sea gratificante, elige ejercicios que tengan reto, pero, que también sean agradables y satisfactorios.
Y tú, ¿ya sabes cómo anda tu memoria?