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Sesiones de Médium

La energía se transforma, la consciencia permanece.

Por: Silvana Pugliesse Santos

“Después de la sesión me sentí nueva, libre… ¡¡¡YA TENÍA UNA RESPUESTA!!! Era lo único que pedía.”

El mundo en el que vivimos nos inunda con la realidad percibida por nuestro cerebro gracias a  los estímulos recibidos por medio de nuestros órganos sensoriales (ojos, nariz, piel, oídos y lengua); no obstante es tanta la información recibida por estos órganos que nuestro cerebro gasta mucha energía en recolectarla, filtrarla, interpretarla, almacenarla y reaccionar a ella, que casi nunca nos ponemos a pensar en toda la información que escapa a nuestros sentidos básicos (muchas veces tan limitados). 

Pensemos por un momento en el siguiente ejemplo: el espectro de luz visible lo percibimos perfectamente por medio de nuestros ojos, que después nuestro cerebro lo interpreta como colores… millones de ellos. A pesar de percibir millones de colores y poder identificarlos plenamente, existe fuera de este espectro, la luz ultravioleta (con una frecuencia más alta que el color azul) y por el otro lado tenemos la luz infrarroja (con una frecuencia menor al color rojo); ambas frecuencias invisibles a nuestros ojos que a pesar de que no podemos percibirlas, ¡EXISTEN!

Lo mismo sucede con el resto de la energía que nuestros sentidos no son capaces de percibir y por ende nuestro cerebro no es capaz de interpretar.

Parte de esta energía, como probablemente muchos de ustedes ya supusieron, es la que dejan atrás todos y cada uno de los seres vivientes a través de su vida, cada segundo, incluso hasta su muerte; y más allá de ella, que es cuando se dice que un ser ha cambiado de plano existencial. Como todo lo demás, los seres vivos también somos energía que, como reza la frase que describe la ley de la conservación de la energía, “la energía no se crea ni se destruye, solamente se transforma”. Esta ley es universal y aplicable a toda la energía existente.

Es aquí que comenzamos a entrar totalmente en materia; donde comenzamos a conjugar el como la energía transmuta y como existe gente que nace con otro tipo de sentidos capaces de percibir la energía en distintas formas y donde el don de la mediumnidad entra en juego.

La mediumnidad (médiumnité, en francés) es la facultad de la que dispone un médium para ponerse en contacto con las personas ya fallecidas u otras entidades de otros planos o realidades.

Existen distintos tipos de mediumnidad como por ejemplo la de psicografía, sanación, de incorporación, de fenómenos físicos, entre otras. Hay quienes consideran que existen más de setenta mediumnidades diferentes.

Un médium (médiums en plural) o clarividente o clariaudiente o clariestésica y otras facultades similares, designa a una persona a la que se considera dotada de facultades paranormales de percepción extrasensorial, que le permitirían actuar de mediadora en la consecución de fenómenos parapsicológicos o comunicaciones con los espíritus.

Para ser un médium no es determinante la edad, género, educación o cultura; pero si asegurarse que le es posible establecer contacto con porciones de su inconsciente, y que le permiten desde allí acceder a realidades no ordinarias y eventualmente comunicarlas. No está muy claro que sea una actividad extrasensorial sino probablemente mediada por el sensorio hacia zonas poco conocidas de la actividad psíquica.

A continuación, deseo compartir con ustedes un testimonio de una persona de ciencia; médico anestesiólogo de profesión y ya desde hace algunos años, una paciente que logró obtener tranquilidad y un mayor acercamiento a su propia espiritualidad, gracias a una sesión mediúmnica. Su identidad se mantendrá en anonimato por respeto, aunque tengo permiso pleno para poder plasmar en estas líneas su experiencia.

“Mi primer acercamiento con la Dra. Silvana fue después de 10 meses de haber fallecido mi hijo. Después de estar en tratamiento psiquiátrico y psicológico, continuaba sintiendo vacío y soledad que hasta este momento son indescriptibles; no dormía o lo hacía con intermitencias, apetito nulo donde únicamente comía para tener fuerza para trabajar.

Mi hijo fallece en circunstancias anormales, es decir, lo encuentran quizá dos días después de haber ocurrido el deceso, boca abajo con un rictus de dolor, al referir de su amigo de Residencia (él era médico y estaba terminando la especialidad en anestesiología). Nunca nos dejaron verlo y, eso fue quizá lo más doloroso y angustiante para mí. ¿Qué pasó? Únicamente lo sabrá Dios.

Se incinera su cuerpo y parte de sus cenizas se guardaron en una urna, en el nicho familiar en el mausoleo; junto a las cenizas de su padre.

Probablemente no lleguen a entender el sufrimiento de suponer ¿Qué sucedió? ¿Se suicidó? … Y nadie entendía que lo que yo quería no era consuelo, o el conformarme. De absolutamente nada me servían las palabras como “estoy contigo” o “tienes un ángel más que te cuida”. ¡NO!, yo quería una respuesta concreta, clara, saber que sucedió. ¿Lo hizo intencional?

Así fue como llegué con la Dra. Silvana, quien entendió que lo único que yo deseaba era saber si mi hijo había sufrido y, es cuando me sugirió poder ser un medio para conectar con mi hijo; poder comunicarme con él y despejar mis dudas.

Es entonces cuando se lleva a cabo la entrevista, en la cual tuve un acercamiento tal que las palabras con las que se refería a mi era “¡AY MADRE!” Sentir sus manos sobre mis hombros y recordar los momentos más relevantes de su niñez, adolescencia, juventud y madurez y, que únicamente él y yo teníamos como “nuestros secretos”. Además, lo más importante fue decirme con su propia voz “fue un accidente, lo único que quería era dormir y que cediera este fuerte dolor de cabeza”. Que lo que más le dolía era no estar conmigo… haberme dejado.

Después de la sesión me sentí nueva, libre… ¡¡¡YA TENÍA UNA RESPUESTA!!! Era lo único que pedía.

“Pasó a otro plano existencial, pero siempre estará conmigo”

Les recuerdo que con este testimonio yo no trato de hacerles creer en la vida después de la muerte o hacerlos dejar de creer en que lo único real es lo que perciben por medio de sus principales sentidos. Simplemente pongo las cartas en la mesa para que cada uno de ustedes esté consciente de que existe un universo de estímulos mucho más allá de lo evidente, los cuales influyen en muchos aspectos de nuestra vida, aunque no nos demos cuenta.

Como siempre, queridos lectores y amigos, me quedo pendiente por si alguno de ustedes tiene dudas acerca de los trabajos que realizo. No duden en escribirme para así poder leer sus comentarios. Siempre tengan presente que tanto yo como todo mi equipo nos encontramos a su disposición siempre que lo deseen. Los servicios que ofrezco los tengo disponibles en este momento en línea, y pronto volveré a tener consultas presenciales. Si es que deseas adquirir tus velas preparadas, aprender a prepararlas o simplemente programar una cita para consulta, expansiones o algún otro ritual o trabajo, estoy a sus ordenes por medio de nuestros teléfonos de contacto (222) 521 2133 (WhatsApp), (222) 707 6688 (WhatsApp).

Aprendan a vivir en gozo y en gloria. ¡¡¡SIGAMOS HACIENDO MAGIA!!! 

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